
Luego Stuttgart, después Saarland (estado vecino a Francia, donde vive la familia del novio de mi hermana) y después München - Munich en espaniol-. Aquí vive Gina, y desde aquí les escribo. Ella es una de mis mejores amigas del colegio, estudia acá y teníamos 3 anios sin vernos... Ella ha sido una guía turística algo torpe, pero eficiente. Conocí ya toda la ciudad y digamos que tengo mastría en sistemas de transporte alemán (ayyy cómo sería de maravillosa Bogotá con algo así).
He tomado cerveza alemana, comido comida bávara (que quiere decir comida del estado donde queda Munich). He caminado, y chupado frío... Desde los 6 hasta -1 grados!! Es decir... guantes, bufanda, chaqueta, saco, camiseta y doble media... Me he perdido, caminado en círculos y preguntado por la calle donde queda qué... Me he reído y maravillado... sobre todo eso.
Los alemanes son tan amables como los recordaba, más de lo que la gente en Latinoamérica cree. Me sorprende cómo permiten que los perros entren a los restaurantes, a los almacenes, a los buses y a los trenes. Entiendo todo lo que hablan (a menos que usen esos dialéctos hediondos) y me hago entender y sostener conversaciones complejas. Eso quiere decir que lo que uno aprende de chiquito se oxida pero no se olvida.

Seguiré mi viaje de un mes por Europa... ya les contaré qué más pasa...