Quiero pedirles perdón a nombre de todos los colombianos. Quiero pedirles perdón porque están creciendo en un mundo lleno de odio y discriminación.
No tengo hijos, pero espero tener uno. Y me duele el alma saber que se va a encontrar con un entorno tan adverso para su felicidad.
Hoy ser niño es muy difícil, porque heredamos los rencores, miedos y posiciones ideológicas de nuestros padres y abuelos. Y porque les enseñan que la diferencia es pecado, que los gordos, bajitos, negros, indígenas, gays, e incluso las mujeres, son inferiores... Que no merecen respeto. Entonces se crean bandos, porque los niños y las niñas repiten lo que se les enseña en la casa... Y hoy, muchos hogares enseñan a discriminar.
Soy Barranquillera. Y me crié en un colegio que promueve y en una familia que respeta la diferencia. Y soy afortunada por eso. A ellos les debo lo que soy y el profundo respeto que siento por el otro.
Recuerdo que mi colegio no tenía uniforme, permitía que los niños y jóvenes usaran pelo largo y aretes, sin importar la edad. El motivo era que cada quien podía formar su personalidad como quisiera y que los padres en esto tienen responsabilidad. Creo que lo hicieron bastante bien. De mi promoción todos tienen trabajos en diversas partes del mundo, muchos ya tienen hijos y por lo que veo en redes sociales, son felices. Y eso es lo más importante. Gracias Colegio Alemán de Barranquilla.
En mi colegio no nos obligaban a ir a misa si alguno profesaba otra religión diferente a la católica. La opción era ir a leer a la biblioteca. En mi colegio había una clase de valores, en lugar de la clase tradicional de religión donde se estudia la Biblia, nosotros aprendíamos a resolver nuestras diferencias.
En mi colegio, cuando éramos pequeños (creo que hasta antes de los 7 años o algo así) luego las clases de natación nos cambiábamos, niños y niñas en el mismo espacio. Ninguno se volvió gay o lesbiana por eso. Creo que fue el mejor ejercicio de reconocimiento del otro sin ningún tipo de morbo.
Queridos niños y niñas. Quisiera que todos pudieran tener colegios así. Donde cada quien es libre. Quisiera que solo pudieran aprender del amor. Quisiera que no les impusieran ideas alejadas de la realidad.
Les escribo porque hoy los conservadores radicales de Colombia (incluidos los religiosos) están promoviendo una marcha "en defensa de los valores de la familia". Todo porque el Ministerio de Educación inició un proceso de revisión de los manuales de convivencia (que son como las leyes que rigen en un colegio) para prevenir la discriminación a los niños, niñas y adolescentes que sean homosexuales o sientan que su identidad sexual es diferente. ¿Por qué? Porque ellos creen que ser gay es una enfermedad que se pega; porque creen -porque la Biblia lo dice- que la familia debe ser solo hombre y mujer con sus hijos; porque no les gusta lo diferente.
Pero ser gay no es pecado, no es enfermedad y no se pega. Y espero que todos aquellos niños que sean criados con esta visión entiendan y no le transmitan estas falsas creencias a sus hijos.
El fondo de esta pelea es que la Ministra de Educación es abiertamente lesbiana. Y para los heterosexuales blancos colombianos que siguen doctrinas religiosas radicales ella quiere "convertir a todos los niños en gays, inculcándoles la ideología de género".
Ilógico.
Sencillamente porque las personas no se vuelven homosexuales porque les digan que está bien serlo, así como tampoco dejan de serlo porque les digan que es pecado. Así de simple.
También argumentan que se quiere "acabar con la institución más antigua de la humanidad y sus valores": la familia.
Ilógico.
Ilógico porque hay familias que no son solo mamá, papá e hijos. Porque hay familias que sin abuela, hija y nietos. Porque hay familias con solo madre o solo padre. Y porque también hay familias con dos madres o dos padres. Ilógico también porque hay padres, tíos y abuelos heterosexuales que abusan sexualmente de sus hijos, sobrinos y nietos. Entonces ¿qué valores defienden?
Los de la marcha también dicen que "ellos tienen derecho a educar a sus hijos como quieran".
Ilógico.
Porque la ley los protege. Si quieren que sus hijos crezcan en una burbuja donde no se habla de homosexualidad o de derechos sexuales pueden hacerlo. Los colegios, si no promueven abiertamente el castigo a los chicos que se declaren homosexuales, pueden no tocar estos temas dentro de sus clases. Entonces ellos podrían buscar este tipo de colegios.
Soy Naty Marenco. Tengo 35 años. Vivo en Bogotá y me declaro abiertamente a favor de la inclusión, a favor de los derechos, a favor del respeto y sobre todo a favor del amor.
Queridos niños: Espero que ustedes en algún momento también puedan declarar lo mismo, y se deshagan de cualquier idea que les hayan inculcado sus padres.
Querido jóvenes. Si sienten que son homosexuales y alguien les dice que es malo serlo, no presten atención, seguramente esa persona no entiende lo valioso de la diferencia.
Queridos niños y niñas. Ojalá todo fuera diferente, y hoy nos gobernara el amor y no el odio.
Con cariño
Naty